Los smartphones de hoy en día son dispositivos que tienen capacidades impensables cuando Steve Jobs presentó el primer iPhone allá por el año 2007. En ese sentido, la tecnología ha ido creciendo a pasos agigantados y a una velocidad nunca vista antes.

A día de hoy un teléfono móvil es capaz de realizar tantas tareas, que incluso un porcentaje muy elevado de sus capacidades ni siquiera son aprovechadas por un porcentaje bastante elevado de usuarios.

Está claro que los teléfonos móviles ocupan una parte fundamental en la vida de las personas. Además, son auténticas maravillas de la técnica, aunque sigue habiendo algo que no está a la altura del resto, como es la batería.

Para minimizar este problema que siguen lastrando a muchos de los terminales, los fabricantes se decidieron por la carga rápida como sistema para recuperar la energía de la batería de manera mucho más veloz. 

En este sentido, el desarrollo ha sido muy alto, teniendo opciones de este tipo que alcanzan velocidades desorbitadas. 

Como consecuencia de eso, a muchos usuarios les preocupe el sobrecalentamiento y el daño que la batería pueda sufrir, llegando a obsesionarse, a veces, por situaciones extremas como que el terminal pueda llegar a explotar.

Pues bien, este artículo va a contarte toda la verdad sobre la carga rápida y las consecuencias que tiene para tu móvil.

El mito de la carga rápida en los smartphones:

• Así funcionan las baterías
• Las baterías pierden carga con el tiempo, ¿por qué?
• Los teléfonos ayudan con la carga rápida
• ¿Es seguro usar a carga rápida?

Así funcionan las baterías

Lo mejor es comenzar sabiendo que las baterías de los teléfonos tienen dos capas: óxido de cobalto de litio y grafito. 

En el momento en el que los iones de litio se mueven de la capa de grafito a la capa de cobalto de litio, es cuando se liberan electrones. 

Cuando cargas una batería, los iones retroceden en la dirección contraria, almacenándose para ser liberados en el momento en el que comiences a utilizar el dispositivo.

Todo ese movimiento de la energía se puede notar en muchos terminales, puesto que irradian calor (no excesivamente positivo) en la parte posterior de este, durante y después de una sesión de carga prolongada o un uso intensivo.

Cómo nos engañan con las baterías de los teléfonos móviles

Aunque muchos piensan que las baterías que se usan hoy en día son las mismas que hace años, están muy equivocados, ya que las actuales se han vuelto más avanzadas, más pequeñas y más eficientes. 

Pueden manejar más ciclos de carga, pasando de agotada a llena y de nuevo a la baja, antes de que comiencen a perder su capacidad de carga.

La carga rápida funciona por fases. En el momento en el que pones a cargar un smartphone que apenas tenga energía, esta se dirige con mayor fuerza a la batería porque puede aceptarla sin problemas.

A medida que la celda se acerca al 100 % de la carga, la tasa de energía disminuye, es decir, si el cargador es de 80 W, en esos momentos no está recibiendo todo ese potencial. Eso es lo que te permite cargar el teléfono por la noche sin problemas y actúa como medida de seguridad para que no le pase nada.

Las baterías pierden carga con el tiempo, ¿por qué?

A medida que hacemos pasar al smartphone por un ciclo de carga tras otro, la batería se va degradando de forma natural. 

Es decir, con el paso del tiempo las sales de la solución de la batería pueden cristalizar y formar sólidos que bloquean la transmisión de iones. Como seguro que comprendes, si pasan menos iones, se liberan menos electrones y la batería no puede proporcionar tanta energía como cuando era nueva. 

Esta cristalización puede darse de manera más veloz, dejando el terminal muy expuesto al calor, algo que puede ocurrir con la carga rápida, aunque con que esté en un ambiente cálido, ya podría verse afectado. Evidentemente, todo esto ocurrirá si es una práctica habitual lo de sobrecalentar el teléfono.

La sobrecarga también puede hacer que las baterías se vuelvan menos efectivas, puesto que el interior de una celda de iones de litio mantiene un equilibrio que puede romperse si fuerzas la carga, porque se eliminan demasiados iones de la estructura interna de la batería, alterándola permanentemente y comprometiendo la duración de la batería.

Si cuidas la batería y no cometes errores al cargarla, esta degradación será más lenta, pero inevitable, ya que acaba ocurriendo, lo que provoca que cada vez tengas menos autonomía.

Los teléfonos ayudan con la carga rápida

Cuando llegó la carga rápida, los teléfonos no estaban preparados para ventilar el exceso de calor de la batería, lo que hacía que se sobrecalentasen con mucha facilidad, lo que significaba un gran Impacto de la carga rápida en la batería.

Los smartphones actuales poseen mejor ventilación, específica para este tipo situación, por lo que el sobrecalentamiento está muchísimo más limitado, estropeándose menos la batería.

Afortunadamente, los teléfonos de hoy en día están construidos con avances para administrar el calor y controlar el flujo de energía que se produce durante una carga rápida. 

Entonces, ¿cómo afecta la carga rápida a la batería? Pues bien, algunos terminales ya escudos térmicos, capas térmicas e incluso tuberías de enfriamiento para hacer que el calor no afecte o lo haga lo menos posible a la batería.

Algunos incluso están programados para apagar la energía cuando la batería del móvil ya esté llena, aunque sigua enchufada a la red eléctrica. 

Se ha llegado a un punto de control tal, que hay terminales capaces de aprender cuál es tu comportamiento y así optimizar la carga para cuando realmente la necesites, retrasando el llenado de energía hasta aproximadamente una hora o dos antes de que vayamos a utilizar el terminal.

Incluso hay fabricantes, como Xiaomi, que dividen las baterías en dos celdas, lo que requiere menos energía para lograr esas velocidades de carga rápidas.

Hay dispositivos, sobre todo de los que se fabrican pensando en los gamers, que llevan elementos de enfriamiento, como ventiladores extra. 

¿Es seguro usar a carga rápida?

Al final, lo que toca es una conclusión, pero lamentablemente no hay un veredicto que se pueda considerar como 100 % satisfactoria para todos sobre la carga rápida y la batería.

Es evidente que, en un principio, la carga rápida no es buena para el smartphone, sobre todo si se usa mientras se carga. 

Pero, investigando más en el mito de la carga rápida, lo cierto es que los terminales de hoy en día están diseñados con componentes y ayudas al sobrecalentamiento, además de funciones de administración de carga de la batería, para que no se produzcan daños graves, ni el comportamiento ni en la duración de la batería.

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El problema es que actualmente existen datos proporcionados por los fabricantes, pero, al ser una tecnología que continúa ebullición, aún no hay estudios fiables que nos otorguen resultados fiables sobre cuál es el grado de afección de esta forma de carga sobre la batería del móvil.

En el momento en el que se estabilice la lucha por “ofrecer la carga rápida más veloz del mercado” posiblemente será más sencillo analizar el impacto de la carga rápida en la batería.